Gestión del tiempo: clave para mantener el orden

Para tener una vida ordenada siempre se tiende a pensar en el mobiliario, el espacio, el volumen de pertenencias o almacenamiento. Sin embargo, una parte vital para mantener una vida ordenada y equilibrada es aprender a gestionar el tiempo.

Con el ritmo vertiginoso que hay en la actualidad, saber compaginar las responsabilidades personales y profesionales es todo un logro. Aprender a organizar el tiempo ayuda a fomentar patrones de orden.

1. La planificación es clave

Dedica tiempo regularmente a planificar la semana y el día. Utiliza agendas, listas de tareas o aplicaciones de gestión del tiempo para organizar tus actividades y asegurarte de cumplir con tus compromisos.

Prioriza aquellas actividades que contribuyan significativamente a tus metas a largo plazo y delega tareas para aliviar la carga.

2. Píldoras de satisfacción

Es importante encontrar, dentro del caos o rutina, pequeños momentos que nos alegren, para poder apreciar el valor del orden.

Una buena rutina semanal incluye siempre momento de autocuidado, como puede ser ejercicio, meditación o tiempo de calidad con familia y amigos.

Reserva 5 minutos al día para poner todo en orden y despejar visualmente lo que no está en su sitio. Aunque no quede todo perfecto en ese tiempo breve, siempre será una relajación para nuestra mente, tanto visual, como de carga de tareas listas. 

3. Patrones de orden

Tener una rutina de tiempo planificada conduce al orden físico. Para poder cumplir los tiempos, sean laborales o personales, es importante saber dónde se encuentra todo: bolsas de la compra, maletas de los niños, documentos importantes, etc.

Por lo tanto, para ahorrar tiempo a futuro buscando, tener todo en un orden lógico permitirá encontrar todo de forma sencilla y rápida. Y viceversa, con un patrón de orden donde guardar las pertenencias y elementos que más se usan, llevarán a tener un ritmo diario más sencillo y calmado.

Para que el orden forme parte de tu vida, revisa regularmente tu planificación y ajusta tus métodos según sea necesario. Sé flexible ante imprevistos y cambios en tu rutina. Y por último, busca un sitio para cada cosa, con lógica.

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